El valor de la palabra
entrevista a Guigui Kohon, por Leda Daverio

En esta entrevista Guigui Kohon habla, entre otras cosas, sobre “100/100 Basura de Joyería” su nuevo trabajo en relación a la minería a cielo abierto, cuenta su experiencia en la cátedra de accesorios que comparte junto con Francisca Kweitel en la UBA, recuerda su paso por la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona y opina sobre la actualidad de la joyería contemporánea argentina.

10 ciudades y un interior. 2005.

La obra de Guigui Kohon llama la atención dentro del panorama de la joyería contemporánea argentina, en sus trabajos hay una conceptualización no habitual y muy cuidada. Sus proyectos también tienen un claro discurso crítico, tanto de la realidad que la circunda como de los códigos tradicionalmente asignados a la joyería, que no es muy común por estos sures.

Hace aproximadamente 15 años Adriana Kohon, arquitecta argentina recibida en la UBA, partió a probar suerte a Barcelona junto a su marido. Este viaje le abriría las puertas a la joyería, y también a la confirmación de que en adelante sería más Guigui y menos Adriana, “cuando era pequeñita tardé en hablar y a todo le decía guigui guigui, es un apodo familiar. Para mi soy yo cuando soy Guigui Kohon, cuando empecé a mandar mis piezas a concursos, no sabían si Guigui Kohon era un nombre japonés, si era hombre o mujer, la ambigüedad y el anonimato me gustaron  muchísimo, y el tema de la identidad que también trabajo, se presentó como de casualidad”

Barcelona

En 1997 Guigui decidió estudiar la especialidad de joyería en la carrera de artes y oficios en la Massana. “Estudiando arquitectura hice talleres de dibujo, de cerámica, de vidrio. Cuando me fui a vivir a Barcelona dije, me voy a dedicar más a la parte artística. Un día entré a una galería que tenía piezas de joyería y me encantó, pensé ¡esto es lo que quiero!, es una escala pequeña, que puede viajar, que te puede representar, más personal, y pensé, voy a estudiar joyería. Ahí fue cuando empecé la Massana, lo curioso es que el director de la Massana era Puig Cuyas, y cuando lo conocí y vi su obra descubrí que eran de él las piezas que estaban expuestas en la galería. Son esas cosas mágicas que suceden uno no sabe por qué, pero que en un momento cierran.”

Puig Cuyás aparece varias veces en la charla, Guigui lo describe con cariño como un gran maestro, como los maestros, que te acompañan en el tiempo”. Fue él quien escribió uno de los textos del libro “Basura de Joyería” y también de una de sus primeras muestras “Pasa Porte”.  “Fue super generoso, además cuando alguien escribe sobre tu obra empezás a leer y descubrís cosas que tal vez las pensaste. Siempre nos pedía que escribiésemos sobre nuestro trabajo, que eso nos iba a ayudar. En las metodologías de las clases también venía con libros, nos leía, nos pasaba diapositivas de joyeros y hablaba mucho, agarraba una pieza y empezaba a hablar, y a hablar, cuando terminaba decías qué hago, cómo sigo…”

“Pasa Porte” fue montada en el 2002, durante su paso por la Massana. Era una instalación con dos paredes enfrentadas en el medio de la sala, de una de ellas colgaba un pasaporte español impreso en tamaño grande y troquelado, la gente se llevaba la parte que más quería. “Yo había preparado unos escapularios, collares transparentes con unas borlas doradas, en los que se ponía el trozo de pasaporte elegido, y con una polaroid sacaba la foto de la persona con el escapulario colgado y la pegaba en la otra pared, mientras se modificaba la pared del pasaporte se generaba el otro lado que son las personas, las personas que están detrás de esas imágenes.

En España hay todo un tema sobre la ilegalidad, sobre las identidades, tomé el pasaporte como una pieza de valor, para mí tiene más valor que un anillo de brillantes. Yo me sentí inmigrante, viví 12 años en España pero me sentí muy afuera, ahora que regresé tampoco me siento totalmente de acá, ya aprendí a vivir con  el desarraigo, pero una cosa es el desarraigo personal, que tal vez lo siento aquí, y otra cosa es la pregunta ¿y tu de dónde eres? Yo nací en argentina, pero no soy argentina, tampoco soy española. La pregunta ¿y tu de dónde eres? es una forma de estigmatizar a una persona, si sos argentina tiene un valor agregado que para los españoles está muy bien, porque en su momento los argentinos ayudaron a España, si sos africano o venís de Ecuador o Perú ya no está tan bien. Sólo por contestar de donde sos,  entrás en un formulario o en otro, cuando hablaba del pasaporte hablaba de ese valor.”

Instalación Pasa Porte. La Capilla. 2002. Barcelona.

– ¿Cómo fue tu experiencia con el  grupo “Peu de Reina”?

Eran compañeras mías en las clases, la intención fue juntarnos y generar un espacio de gestión dentro de la joyería. Cuando terminamos la escuela dijimos, queremos aparte de participar en los concursos y de tener nuestro taller, encontrarnos entre nosotras, poder gestionar actividades, cosas que sentíamos que no pasaban en Barcelona. Entonces organizamos  jornadas, encuentros de debate donde invitábamos a gente que queríamos escuchar hablar sobre joyería con el auspicio del FAD (asociación Orfebres- Fomento a las Artes Decorativas).

Después quisimos que la joyería no estuviese dentro de las galerías, estos centros tan diminutos donde siempre van las mismas personas, y propusimos curar una exposición que cada año hacía el FAD con sus socios, en un edificio muy bonito pero que siempre van los mismos y está siempre cerrado. Propusimos que en distintos negocios representativos del Raval, el barrio donde está el FAD, estuviesen puestas las piezas de exposición, habíamos armado un mapa, habíamos puesto puntos de exposición, y fue genial porque íbamos a hablar, por ejemplo, con las tiendas de telas muy antiguas, farmacias, panaderías.

También hicimos la web, que todavía sigue funcionando, donde están los trabajos de todas nosotras. La intención era que Peu de Reina pudiese crecer, al final quedamos las que éramos amigas, nos llevábamos bien y teníamos ganas de gestionar cosas. Fran (Francisca Kweitel) se vino después para Argentina, y cuando hicimos las jornadas dijo, yo también quiero que esas jornadas existan en Buenos Aires, y las gestionó en el Centro Cultural Recoleta con una muestra.

Basura de Joyería

 

Basura de joyería. Broches. 2010.

“Basura de Joyería” nació a partir de la muestra que la galería Metalistería llevó al encuentro de joyería “Área Gris” en México DF. La muestra comenzó a pensarse en el 2009, Guigui estaba recién llegada de Barcelona y el título era “Heterogeneidad del Rio de la Plata “.”Cada una tenía que hacer una pieza o mostrar una pieza en una fotografía, me puse a pensar en la minería a cielo abierto, tema del que, en ese momento, no se hablaba tanto como ahora. Para la exposición quería hacer un retrato mío con el fondo de una mina, quería que mi pieza de joyería fuese la foto de la mina, era suficiente, era el gesto de mi cara, las manos, era como una reinterpretación de la imagen de la Gioconda” Guigui relata que le costó mucho conseguir una foto grande de una mina, buscó en internet, se contactó con ONGs, hasta que alguien le comentó que la revista Viva había hecho un artículo sobre el tema. Finalmente consiguió una foto de la mina Veladero, de San Juan, sacada por Rubén Digilio, fotógrafo de la revista del diario Clarín.

“Cuando empezamos con las fotos, nos reuníamos entre las joyeras de Metalistería para ver qué iba a exponer cada una porque tenía que haber una coherencia. Se decidió invitar a la fotógrafa Rosana  Schoijett, y se le dijo que queríamos hacer retratos de joyeras con sus piezas, ella se interesó en el proyecto pero pidió libertad de acción para su realización”. Finalmente, los retratos se realizaron  con fondo negro, y lo pensado en un primer momento tuvo que modificarse. Guigui posó con uno de los 100 broches que realizó a partir del troquelado de la foto impresa en tela. Los broches, de confección muy sencilla, muestran en la parte delantera la limalla o el polvo que se genera al trabajar con metal, encerrado en una caja de acrílico, y atrás están escritos todos los elementos que intervienen durante la producción de los minerales, como agua, oxígeno, cianuro, plomo, etc.

Sin embargo, Guigui no abandonó la idea inicial de su retrato y, junto con otras fotos y textos, decidió armar un libro que acompaña y refuerza la idea de sus broches. Fue así como finalmente su proyecto “100/100 Basura de Joyería” quedó terminado.

“El tema del proceso es algo que hablamos en la cátedra, uno tiene una idea inicial y después plasmarla es muy difícil, uno tiene que saber que lo que plasma no es lo que  tiene en la cabeza, a mí no me pasa que de repente digo, voy a hacer Basura de Joyería, va a ser un libro, va a ser así. Es un proceso de trabajo, si no hubiese tenido todos los inconvenientes que tuve no se hubiese generado esto”

Retrato con broche.
Basura de joyería. 2010.

– Puig Cuyas, en el texto que escribió para tu libro dice que la serie de broches cuestiona la función social de la joya como amplificadora de identidades ¿qué pensás sobre eso?

Me gusta si se puede generar un debate, ya es un logro que se pueda pensar ese cuestionamiento. Igualmente se puede pensar que son 100 y eso no tiene valor, o que son 100 individualidades, cada pieza es un individuo. Yo troquelé tal cual estaba la foto de una mina a cielo abierto en San Juan, cada corte es una parte diferente de la mina, cada una tiene un color diferente, en realidad. Hay una obra de Eva Hesse, una instalación de unos cuencos, creo que eran 60 por 60 cuencos que parecen blandos desde la vista pero si uno los toca son rígidos, son todos  parecidos pero son diferentes, creo que hay un juego con eso ¿no? ¿son iguales? No, tienen algo que son diferentes. Cada broche tiene polvo de la basura de joyería, el polvo es la mezcla de todos los residuos de todas las piezas que yo he hecho o encontrado durante todos estos años, me interesa esa mezcla de preguntas.

– ¿Cuál es tu postura en relación al oficio?

 Yo nunca fui del todo buena en el oficio, a veces las limitaciones de uno son alternativas. Igual me parece que es importante poder dominar la técnica, que si yo quiero un círculo me pueda salir bien, pero también hoy en día en el arte está en discusión, si yo mando a troquelar una pieza, hasta qué punto el tema del oficio afecta o no a la joya. Por ejemplo, en cuanto a los 100 broches que hice en relación a “Basura de Joyería”, lo que hice, en realidad, fue montar todas las partes, no hay trabajo de pulido y hay tercerizaciones. Juego también con eso, en vez de hacer una pieza hacer 100,  qué pasa cuando es pieza única, qué pasa cuando es diseño, porque si hacés mucha cantidad ya es diseño, entonces “Basura de Joyería” es la descomposición , es tratar de romper con lo que se conoce como joyería, hay un juego, hay una intención.<

Todas las piezas que digan algo tienen un saber, puede ser por su minuciosidad y por su bien hacer, como por su concepto, tal vez es algo que decidió hacer un joyero o un artista y lo mandó a hacer a un tercero. Por ejemplo, a mi me gusta mucho la obra de Ted Noten, que es muy conceptual, cuando él mandó a cortar el Mercedes e hizo pins y broches, es un poco como el pasaporte ¿no? el Mercedes es un elemento de valor en si mismo. Cada vez estoy más cerca, me entusiasma y me interesa más eso, no estoy cerca de lo manual, y cada vez me siento menos en la mesa de joyero. Ahora estoy haciendo fotografía, dibujo, pero igual de repente vuelvo y hago algo mínimo, aunque cada vez estoy desmaterializando más el concepto de lo que es la joyería convencional. Lo último que hice fue un anillo que en realidad es un aro con una foto que se está rompiendo, se llama el anillo imposible, es un anillo que no te podés poner porque no está unido. ¿Viste cuando a veces montás en tu mesa de trabajo las piezas y decís ahh ahora lo voy a  montar, lo voy a unir, y eso va a hacer mi anillo, mi joya, mi broche? Como eso pero decir, yo no lo voy a unir…

– Quedarse solo con la idea…

Sí, y  por momentos pienso que lo tengo que hacer, y no creo que pase por ahí, hay mucho cuestionamiento detrás, y la verdad, no sé para donde va mi obra.

 Anillo. 2011.

Buenos Aires

Este verano, junto con Francisca Kweitel, Guigui ganó el concurso para dirigir una nueva cátedra dentro de la materia “diseño de accesorios”, de la carrera de indumentaria de la UBA. La cátedra se llama Kweitel-Kohon y, por la alegría manifestada en su rostro, parece ser una de las actividades que la reconcilian con la joyería.

– ¿Cómo es tu experiencia en la cátedra?

Se aprende más sobre la práctica y soy yo la que aprendo muchísimo de los alumnos, para mí es una oportunidad increíble, un privilegio regresar a la facultad de esa manera. Empezamos en marzo, y una cátedra nueva no se arma de un día para el otro, se tienen que ver los trabajos, los procesos.

Es una propuesta artística, más poética, donde está el accesorio pero nace de que el alumno dé algo de creatividad propia, no es una cuestión formal, funcional, y listo. El elemento base es el trabajo del alumno con una referencia que nosotros podemos dar, pero con una mirada interna y lo que uno puede reflejar de lo propio en un ejercicio. A mí me hubiese gustado, en la época que yo iba a la universidad,  poder descubrir este mundo que nadie me había mostrado, tratamos de darles a los alumnos un montón de información, para que puedan acceder desde ahora, yo tardé muchos años en descubrirlo…

– ¿Qué materia no debería faltar en una escuela de joyería?

Proyectos. Es como si a un diseñador gráfico solo le enseñaran CorelDraw o a usar la computadora, si no sale a la calle, lee el diario, entra al supermercado, tiene contacto con la gente, se sorprende con las cosas y no lo habla, no lo comparte, si no puede entrar en un diálogo de cómo plasmar, viene alguien y le dice tenés que hacerme un diseño de algo, puede ser muy habilidoso con la computadora pero…

Todos somos creativos pero hay que potenciarlo, todos somos capaces, yo creo que por eso una materia relacionada con los proyectos  ayudaría a encontrar un rincón para poder potenciar lo que tenemos adentro. Además, cuando uno está entusiasmado y tiene ganas de hacer algo, después encuentra la manera. Mi maestro de Massana, Ramón Puig, decía que enseñar técnica sólo desde la técnica generaba que los alumnos se aburrieran mucho. Cualquier disciplina se tiene que enseñar desde el proyecto para luego poder aplicar y ayudar desde la técnica.

 

Cortina de humo. 2011. Brazalete

 – ¿Qué pensás de la joyería contemporánea argentina hoy?

Estoy muy lejos, en realidad estoy muy lejos de la joyería en general, cada vez más me pregunto si lo que yo quiero hacer es joyería. Hay joyeros muy interesantes, pero en general hay una joyería muy de diseño, sucede en todas partes, sucede en España que es donde yo me eduqué, que hay una gran escuela con un gran maestro que es muy conceptual. En España hay mucha joyería de diseño, muy buena porque es comercial, está bien acabada, bien terminada, es ponible, pero para mí está falta de significado. Igual una pieza seriada y en cantidad puede tener mucho significado.

Y aparte el título: “la joyería contemporánea” yo no encuentro un lugar para mí, la diferencia entre “joyería de autor”, “joyería contemporánea”, yo no termino de ver los bordes, de entender los límites, qué pasa con una o con otra, no sé que nombre tiene mi joyería, no sé donde ponerla. Me parece que la joyería, en este momento, debería dar un paso más, hasta ahora se ha hecho mucho, pero tiene que haber otro paso hacia delante.

– ¿En qué consistiría este paso?

Más cercano al pensamiento artístico, a lo que está pasando en el mundo artístico en este momento. Siempre los joyeros nos quejamos de que la joyería es considerada un oficio y no nos valoran desde el mundo del arte, yo creo que tenemos que entrar más en ese mundo.

– ¿Se te ocurre de qué manera?

Experimentando, trabajando, estudiando, conociendo sobre artistas, leyendo, haciendo, definitivamente haciendo, como la vida ¿no?, trabajando…

Entrevista: Leda Daverio
Fotografía: Rosana Schoijett, Guigui Kohon. Foto mina Veladero: Rubén Digilio. Gentileza grupo Clarin
Asesoramientos varios: Omar Ardiles

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