Metales que cobran vida, exposición retrospectiva de Ariel Scornik

Av Libertador 1028 ( a metros de Callao).
Vernisagge 11 de diciembre desde 19hs.
Luego todos los dias de 17 a 21 hs.
Copa de cierre y sorteo de 5 piezas el dia 19 de diciembre 20 hs

El jueves 11 de diciembre, Ariel Scornik inaugura en Azulay Art Gallery una exposición retrospectiva de su obra como artista joyero.

Metales que cobran vida no es solo una exposición de joyas. Es una constelación de obras que respiran, que se transforman con la luz, que invitan al tacto y a la contemplación. Cada pieza es testimonio de la voluntad de un creador que supo escuchar al metal y hacerlo hablar — en su voz resuenan la materia, la emoción y la eternidad.

Jacques “Kiko” Zweiman

METALES QUE COBRAN VIDA (Joyas de Titanio)

En la obra de Ariel Augusto Scornik, el metal deja de ser un simple material inerte para convertirse en un lenguaje vibrante, un símbolo lleno de vida. Desde sus primeras exploraciones en arcilla y madera hasta sus actuales creaciones en titanio, Ariel ha transitado un recorrido de constante transformación, donde cada pieza nace de una alquimia única entre técnica, intuición y espíritu.

Autodidacta tanto en lo técnico como en lo artístico, su trayectoria abarca más de seis décadas de creación ininterrumpida. En los años 70 acuñó el término “escultópticas” para definir joyas que son también esculturas: objetos que no solo embellecen, sino que dialogan con la luz, el movimiento y el espacio. En los 80, exploró el acero inoxidable como un lenguaje que combina resistencia y elegancia industrial; y desde 2004, el titanio se convirtió en su aliado para alcanzar nuevas dimensiones estéticas y estructurales.

Reconocido como uno de los pioneros de la joyería contemporánea en Argentina, fue distinguido con el Premio Konex (1982) como una de las cinco figuras más relevantes de las artes visuales del país. En 2003, recibió el Premio TIA (Titanium Innovative Artist) del World Titanium Council (EE.UU.), un reconocimiento internacional a su innovación técnica con una impronta poética.

Su obra ha sido exhibida en más de 75 exposiciones individuales y colectivas en América, Europa y Asia. Fue seleccionado entre 868 artistas internacionales para diseñar una pieza conmemorativa del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, en un concurso organizado por Platinum Guild International y Jewelers of America. También fue invitado a diseñar una joya para la colección “Oro D’Autore” del Museo de la Joya de Arezzo, Italia.

Entre sus hitos más destacados se encuentra la realización de las puertas del templo AMIJAI en Buenos Aires, una obra escultórica en bronce que actúa como un umbral simbólico entre lo terrenal y lo espiritual. En un acto público en 2019, Scornik colocó su firma en esta obra, consagrando su legado artístico.

Sus piezas forman parte de colecciones privadas de figuras como Madonna, Antonio Banderas, María Kodama, Anya Taylor-Joy y la Reina Letizia de España, así como de instituciones como el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y el Museo de la Joya de Arezzo. Sin embargo, sus joyas son mucho más que simples adornos. Son artefactos de introspección, auténticos portales hacia lo invisible. En cada una de ellas se siente una búsqueda de armonía, de precisión geométrica, del equilibrio entre lo racional y lo poético. Esta búsqueda, marcada por una profunda vocación simbólica y constructiva, se refleja en cómo cada pieza parece guardar un secreto, una vibración interna, una luz que emana desde su núcleo.

A lo largo de su trayectoria creativa, Ariel ha contado con el apoyo e inspiración de mujeres que marcaron momentos clave en su evolución como artista. Su madre, con una fe incondicional en su vocación, lo animó incluso cuando decidió abandonar la arquitectura para dedicarse por completo a las joyas; Renata, su novia de la juventud, le regaló una traba de corbata que, al ser modificada por él, se convirtió en el punto de partida de su camino como joyero; su tía, la escultora Noemí Gerstein, en cuyo taller aprendió a amar los metales. Y en los últimos años, su entrañable amistad con María Kodama se transformó en un vínculo de inspiración y apoyo, casi como una mecenas silenciosa, alentando su obra con sensibilidad y admiración.

Metales que cobran vida no es solo una exposición de joyas. Es una constelación de obras que respiran, que se transforman con la luz, que invitan al tacto y a la contemplación. Cada pieza es testimonio de la voluntad de un creador que supo escuchar al metal y hacerlo hablar — en su voz resuenan la materia, la emoción y la eternidad.

Jacques “Kiko” Zweiman

Noviembre de 2025

Notas de prensa