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¿Por qué hacer joyería contemporánea?

La joyería contemporánea es una expresión de arte que necesita un cuerpo como soporte itinerante, se escapa del cubo blanco y se mezcla con la gente. Cada pieza pone a prueba, en tiempo real y sobre piel real, nuevas ideas sobre belleza, pertenencia, valores y supuestos.

A diferencia de las imágenes que vemos en las pantallas, la ejecución de una pieza de joyería exige el contacto con el material e invita a una comprensión sensible: descubrimos una composición visual, reconocemos los aromas atrapados en su materialidad, percibimos la contundencia fría del metal o la textura de una vida otra, aún latente en la madera.

En un medio saturado de virtualidad, crear joyas es comprometerse a un diálogo multisensorial con materiales que tienen una biografía. Plásticos desechados al primer uso, metales de extracción cuestionada, fragmentos de basura electrónica y tantas otras posibilidades a nuestra disposición: todos llegan al taller arrastrando distintas historias, sean de emoción, coleccionismo, consumo o quizá ecología. En esta mirada, la creación se convierte en un ensayo condensado sobre las vidas y pos-vidas de las cosas—y es también un incentivo para imaginar futuros distintos a través de la acción transformadora del pensamiento coordinado con la materia.

Puesta en el mundo, una joya puede iniciar una conversación o transformarse en reliquia que habla de migraciones y resiliencias. Su portabilidad permite que el significado viaje a través de fronteras, generaciones y algoritmos y nos interpela sin solemnidad, con la familiaridad del contacto cercano.

Lo pequeño puede ser sísmico y encarnar protesta, amor, devoción, humor o duelo. Llevada sobre el corazón o en la mano que se agita, la joyería contemporánea promueve intervenciones en lo cotidiano y afirma que la cultura también se porta sobre el cuerpo, desde donde traza intersecciones de tiempo, lugar y conexión humana.

Por todo lo escrito hacemos joyería contemporánea: para convertir materiales en mensajes y encuentros fugaces en conversaciones perdurables.

Fabiana Gadano