Hace muchos años, en agosto de 2008, recibí un mail con la traducción al español de una convocatoria de Lark. Estaba dirigido al colectivo. Era de Valeria, que había sabido de la convocatoria a través de nuestro sitio, y ofrecía esta traducción para aquellxs que no manejaban el inglés.
Recuerdo hablerle contado esto en ese momento a Graciela Lescano, y haber descrito a Valeria como un ángel que había bajado a facilitarme la vida. En aquellos años buscaba información en todos lados para compartir en nuestro espacio y hacerla accesible a nuestrxs joyerxs. El plan siempre era difundirla en español, pero mi inglés era y sigue siendo mediocre y el esfuerzo de las traducciones me tomaba un tiempo infernal. Valeria se ofreció a traducir todo lo que fuera necesario, y así fue, desde entonces hasta hace un año. No me estaba facilitando la vida a mí: estaba haciendo un aporte genuino pensando en lo colectivo.
Ese fue el primer contacto con Valeria, un ofrecimiento, una colaboración voluntaria, concreta y desinteresada. Ni siquiera era parte de Joyeros Argentinos, aún. Esa generosidad aparecía siempre, nunca se guardaba comentarios de apoyo, aportes constructivos, nunca disimulaba el entusiasmo ni olvidaba hacerlo llegar allí donde era necesario. Durante todos estos años conversamos muchas veces, sobre muchos temas que a ambas nos atravesaban y que excedían en mucho a la joyería. A Valeria le afectaba el mundo, le dolía la realidad, y allí nos encontrábamos también.
Hace poco más de un año, poco antes de su partida, pudimos hablar y, creo, despedirnos también. Le agradezco muchísimo a Lucian, su hijo, que me haya dado esa posibilidad.
Esta pequeña reunión de recuerdos tiene el sentido de guardar la memoria de Valeria en este espacio que ella contribuyó a construir, y tener siempre presente que esa persona pequeña, dulce, sensible a más no poder, luminosa, tiene un lugar importante en nuestras vidas, aún las de aquellxs compañerxs que no la conocieron, porque tuvo un lugar importante en la construcción colectiva de nuestro lugar común.
Gracias, Valeria. Qué enorme fortuna haberte conocido.
Laura Giusti
Valeria Dowding partió hace un año, el 14 de marzo de 2024. Sus compañeros queremos compartir estos recuerdos que tienen que ver con ella, con nosotrxs, con su trabajo y con el nuestro, con su vida y con la nuestra.
Si bien la joyería fue el primer nexo, el verdadero encuentro ocurrió en un taller de collage inspirado en la muestra sobre el viaje de Ulises en el Museo de los Inmigrantes.
¡Lo disfrutamos tanto!
Hoy te imagino en otro viaje, que empezaste antes, con tu sonrisa inmensa y tu pieza «Nave» como compañía…
Gaby Squassini
Me gusta esta foto con Valeria, junto a sus obras, en la inauguración de «Espacios Intersticiales» muestra del Colectivo Fwiya, donde las dos fuimos invitadas por Graciela Lescano y el Colectivo a exponer con ellos.
Fue durante esa experiencia que conocí más profundamente a Valeria. Siempre recordaré su calidez, compañerismo y alegría.
Roxi Casale
Fuí una afortunada!
Nos veíamos de vez en cuando, al coincidir en alguna muestra o evento, hasta que compartimos un taller, de esos que hacen que uno trabaje hombro a hombro, horas y días. Esos que te permiten conocer en poco tiempo a alguien, donde afloran las verdades de cada uno y nada se puede disimular o esconder. Y ahí estaba Valeria, una persona alegre, generosa, creativa, compañera y franca. Quedamos en contacto, nos consultábamos o escribíamos cada tanto, con esa seguridad que no hace falta lo cotidiano para tener un vínculo de cariño y respeto. Como dije, fuí una afortunada!
Ludovica Riccardi
Más allá de la joyería, y de haber compartido muestras e inauguraciones con Vale, nos juntaron la música y las letras. Gracias a una amiga en común y de la mano de mi hijo que en dos ocasiones, la presentación de una novela y un show con su banda nos encontró en otro lugar donde hablamos de otras cosas.
Cuando nos tocó armado de muestra, super compañera, relajada, buena onda, siempre sonriente dispuesta para lo que hiciera falta con la mejor.
Estuvimos buscando fotos y no encontramos. Nos habíamos sacado unas en el lugar donde tocaron el hijo de esta amiga y el mío pero no aparecieron, y sí tengo esta donde no se nos ven las caras pero estamos ahí, presentes.
Valeria, luminoso ser.
Marcelo L’ Evêque
Querida Valeria, me gusta pensar que los jueves volvés a atravesar la puerta del taller, entrás, te sentás en tu banco de trabajo y empezás a gestar lentamente una nueva pieza.
¿Por qué no?
Yo todavía te veo aquí, imaginando, soñando.
Siempre dispuesta a ayudar.
Casi todas mis palabras escritas en inglés, salieron de vos y de tu amorosidad, tratando de trasladar mis sentidos a otros oídos.
Fuiste mi otra voz siempre. A cualquier hora.
Muchas veces brindamos por la vida, y formamos parte de una construcción, de una manera de ver el mundo. Seguramente ahora estás brindando con Silvia en algún lugar que por ahora no alcanzo a ver.
Siempre estarás en mi corazón y sé que no estoy hablando por mí solo.
Jorge Castañón